23 diciembre, 2019
Tengo un fantasma que me persigue. Se llama «cumplir 35 años». No soy modelo ni futbolista, yo quiero volar. Dicen por ahí -en el mundo de los aspirantes a TCP corre mucho el radiopasillo- que después de los 35 disminuyen las chances de que te contraten sin experiencia.
Yo casi no tengo fantasías sexuales, las mías son laborales. Me imagino que conozco al reclutador de la aerolínea de mis sueños de diversas maneras, por ejemplo: vamos en el mismo tren y lo asisto en un ataque de epilepsia. Le hago compañía hasta que llegue la ambulancia, y charlando le cuento que quiero volar. «Oh, yo puedo ayudarte con eso», y así es como consigo mi entrevista. Lo de la epilepsia es para demostrar mis conocimientos en primeros auxilios. De esa, tengo 8 versiones más. Pero la fantasía suprema consiste en que me despiden con indemnización el mismo día en que me contratan para volar. Y así es como cumplo 30 años en un avión, trabajando.
Adivinen si estamos en Diciembre y cumplo 30 en seis meses.
Deja un comentario