Nos veamo’ y nos casemo’ (1/2)

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PARTE 1: LA PREVIA

Tuvimos el civil verdadero el jueves 7/11. Llegamos súper temprano. Invitamos solamente a las familias directas, a último momento. La jueza fue muy cálida, nos deseó muchas cosas lindas. Nos preguntó cómo nos conocimos y pidió que hablara un familiar de cada uno. Hablaron mi suegra y mi abuela, quien no puedo terminar por la emoción. Quisimos hacer un vivo de Instagram pero no salió… mala suerte.

Saliendo de ahí fuimos a la quinta a dejar cosas de decoración, yo fui a ultimar detalles con la maquilladora y peinadora, y a almorzar a casa de unos amigos. Toda esa semana estuvimos corriendo, creo que podríamos habernos organizado mejor, no porque haya salido algo mal sino por el cansancio. Igual, la adrenalina medio que todo lo puede. Continuamos retirando cotillón y más etcéteras.

El viernes llegó el envío de la florería. El departamento olía a casa funeraria. Subimos todo y Dani se encargó de poner todo en agua porque a mí me estaban pintando las uñas, vino una amiga a hacerme el esmaltado semipermanente como regalo.

Mi mamá pasó por lo de la modista a retirar el vestido y me avisó que las cadenitas de la capa se salían pero que las cosió con tanza y quedaron joya. El hecho de que sea costurera hizo que yo estuviese totalmente relajada con el vestido, porque además es una persona muy creativa así que sabía que cualquier cosa que pasara ella iba a saber resolverla.

Después de llevar a mi amiga a su casa me agarró una crisis de migraña y no pude hacer otra cosa más que tomar la medicación e irme a dormir a las 22.30. Me quería morir, prefería quedarme junto con Dani ultimando cosas y hacer la valija para la luna de miel. Pero me era imposible hacer otra cosa más que permanecer en oscuridad y silencio.

Al otro día, «el gran día», entre la emoción y lo temprano que me había acostado, me desperté como a las 6:30. Intenté dormir un rato más porque sabía que tenía un largo día por delante (y soy dormilona, sin despertador le pego entre 9 y 10 horas) pero a las 7:30 me rendí y me levanté. Dani también. Desayunamos mientras llovía. Nos alegramos porque estaba pronosticado lluvia para el mediodía, y en cambio ya se estaba despejando. Aprovechamos que tenía que ir a la farmacia para grabar la secuencia en el auto para el video que proyectamos durante la fiesta. Volvimos y Dani terminó de editarlo mientras yo armaba las valijas de ambos. Almorzamos y él se fue en nuestro auto. A partir de ahí me agarró el nervio nupcial, me daba cuenta en cosas como que me costaba embocar la tapa del dentífrico.

Había hecho todo el cronograma mental así que de acuerdo a eso, 12.30 me metí a bañar. Estaba acelerada a 2x, me bañaba rápido, todo rápido. Por indicación de la peinadora me lavé el pelo con detergente. ¡Un olor a Magistral de limón en la ducha…!

13:30 llegó el Uber. Llegué al estudio de maquillaje a las 14:00, súper temprano, pero viviendo tan lejos no podía darme el lujo de andar con el tiempo justo; así que aproveché para tomar un helado sentada en la vereda y chequear el celu. Hice un posteo recordando a los invitados que por favor llevaran un alimento no perecedero. Mi hermana me mandó una foto de que ya estaba saliendo con la torta y las minitortas al salón, y Dani me mandaba fotos de cómo iba quedando la decoración. Contratamos un servicio adicional en la quinta que consiste en que algunas de las camareras, que ya están cancheras con el asunto, monten toda la decoración en su lugar y definitivamente fue un acierto dejar eso en otras manos para que todo el mundo se alistara tranquilo.

Entre medio de la chapa y pintura llegó Pablo, el fotógrafo, para hacer las fotos de Getting Ready. Yo seguía nerviosita así que le sacaba charla a la maquilladora y la peinadora, cuando estoy nerviosa tiendo a hablar para distraerme. 17:10 terminaron lo suyo y salimos con Pablo en su auto. Me dijo que era la primera novia que llevaba, yo se lo había pedido porque íbamos a la misma hora al mismo lugar así que para mí tenía mucho sentido. Tenía muchas ganas de encontrarme con alguien de mi entorno pero también disfruté de pasar por esos preparativos en mi propia compañía, disfruto mucho de mis momentos de soledad.

Llegué más tarde de lo planeado porque había un corte de calle por un choque. Cuando llegué, mi mamá recién había terminado de planchar el vestido. Dani ya estaba cambiado. Al tiro nos cambiamos mi mamá, mi hermana y yo, con ayuda por supuesto. Jazmín (mi hermana) no me dejó usar mi perfume chiruso de Antonio Banderas jajajaja y me dio uno suyo de Carolina Herrera. De tantos nervios sentía la boca seca, por suerte nos habían traído vasos de gaseosa. Le pedí a Jaz que me consiguiera el ramo, que estaba en la cámara frigorífica (lo mandé junto a todas las otras flores) y la verdad que si bien yo sabía que mi vieja iba a estar atrás y a disposición mía, mi hermana ese día fue mi testigo, pastelera y también hizo las funciones de una dama de honor. Le estoy muy agradecida.

En la última semana antes de casarnos decidimos hacer las fotos de First Look. Desde mi experiencia puedo decir que me encantó y que para nada le resta a la ceremonia. Me gustó mucho tener ese pequeño momento de intimidad con mi novio antes de encontrarme con todos.

Ahora bien, después de que me dijo «estás hermosa» su segunda frase fue «no llegó el oficiante de la ceremonia». Ni tiempo tuve de reaccionar que vino Martina (coordinadora del evento) y nos dijo que ya había llegado, que estaba en la puerta. También se había demorado por el choque de la moto. Martina tenía un headset con el cual se comunicaba con el resto del equipo, no sé si es algo común pero a mí me pareció tipo faaaaa. Ahí nomás Dani le pidió a un amigo que con su auto me busque en un costado de la quinta y dé una vueltita para dejarme al principio del pasillo. Me sentí tipo «la puerca está en la pocilga» porque en ese momento Martina agarró la cola de mi vestido y mientras salíamos decía por micrófono «voy con la novia, DJ atento con la música». De camino, casi que no la veo: mi abuela estaba sentada sola en el salón. Le duelen las rodillas y le cuesta moverse. La saludé y me subí al auto.

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