Reconciliación

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7 junio, 2022

Hace muchos años que vengo batallando con mis dos personalidades. Renegué mucho de mi trabajo, de la idiosincrasia de las oficinas, de la oda al viernes. Me ponía mal todo eso, y creía que algo que ocupaba tantas horas de mi día no podía no tener influencia en mi felicidad. Así lo vivía y lo sentía.

Por otra parte, volaba en mi imaginación: me veía siendo azafata y siendo feliz, a pesar del frío, de los madrugones y las várices. Muchas veces buscaba aviones con la mirada desde el vagón del tren de camino al trabajo, pensando que cuando por fin llegara el día en que pudiera ser tripulante finalmente sería completamente feliz.

Hoy, por suerte, y con bastante elaboración mediante, ya no es así.

Sí todavía me pasa que cuando veo el instagram de alguien que está volando y me doy cuenta de que le llevó poco tiempo conseguirlo, me da envidia. No la conozco, no sé si tuvo otras luchas, pero la que yo batallo contra el tiempo esa persona la ganó. La envidia es eso: quiero eso que el otro tiene y yo no. Pero ya se me va a pasar ese raye también, estoy empezando a laburar en este tema.

Sigo volando en mi imaginación, las fantasías se me dan bien, creo que demasiado bien. Qué le voy a hacer, nací soñadora.

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