Las palabras

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El link a la dirección web de este blog está en mi perfil de instagram hace como un año. Sin embargo, ¿Quién entra a los perfiles de los demás? Yo sí, pero porque soy re chusma. Por lo general, eso se hace apenas empezás a seguir a alguien y nunca más. Por lo tanto, la mayoría de mis amigos han tenido el enlace a este lugar a su disposición todo este tiempo pero creo que nadie lo vio.

A algunos pocos se los fui contando en persona. En una de esas charlas con una amiga le conté que muchas veces había dado vueltas sobre la idea de armar esta página (de hecho, no es el primer blog que tengo, aunque sí el primero que doy a conocer) y que terminé de decidirme un día que se me dio por pensar en un día hipotético, en el futuro, cuando yo ya hubiese pasado pa’l otro plano. Supongamos que mi sobrino encontrara mis cuadernos y dijera «uh, mirá, la tía escribía… qué lástima nadie nunca se enteró». Esa fantasía absurda me dio ganas de empezar a compartir lo que escribo. Palabra clave: compartir, como una suerte de trascender.

Siempre me gustaron las palabras. Me gusta leer, me gusta escribir, me llama la atención la lingüística, me gusta aprender cosas en otros idiomas. Parte de mi resistencia a publicar lo que escribo proviene de que escribo, en mayor o menor medida, sobre mis pensamientos, y no se me ocurre nada más íntimo que eso. Los pensamientos son los más privado que se pueda tener, y acá estoy yo, tipeándolos por mi propia voluntad.

Esto último, lo de los pensamientos, explica un poco la estructura del blog: es incómodo de leer, porque abrir la puerta de los pensamientos no debería ser algo cómodo en primera instancia. Luego está pensado como la madriguera de un conejo: quien entre acá se va a encontrar con un índice de categorías, a lo «elige tu propia aventura». Cada categoría es como uno de los túneles que conforman una madriguera. Juntas, forman un sentido general de mi persona.

Tal vez alguien, alguna vez, encuentre algo acá que le resuene. Y si no, al menos sé que lo dejé escrito. Que lo compartí. Que abrí la puerta de la madriguera.

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